2.5 millones de años Luz. Dejamos atrás nuestra Galaxia Vía Láctea, y sus miles de millones de maravillas, por primera vez cruzamos el medio intergaláctico, para asomarnos a la colosal Andrómeda.
Foto y Texto: Francisco José Casado Gragea
Cuando los fotones (luz) que han sensibilizado el sensor de nuestra cámara, cuyo resultado es la fotografía, partieron de Andrómeda, en la región del Medio Awash, en la actual Etiopía, en el hogar del nativo pueblo Afar, vivía en lo que fue una zona rica en vegetación, agua y fauna, el Australopithecus Garhi, uno de nuestros ancestros. En esa época apareció entre los Astrolopitecus una nueva especie, el siguiente paso en la evolución humana el Homo Habilis.
Andrómeda (Messier 31), es la mayor de las 33 que componen el cúmulo local, se estima que tiene 1.000.000.000.000 estrellas: está entre 10 y 2,5 veces la nuestra. Además, se encuentra en rumbo de colisión con nuestra Vía Láctea, lo que sucederá en unos 4.500.000.000 años. Es el único objeto distante que se ve a simple vista, al alejarnos de las ciudades en cielos obscuros.
Su descubrimiento: El mismo año que comienza el reinado de Alhakén II como califa omeya en Córdoba (961), El astrónomo persa Azophi narra en su “Libro de las estrellas Fijas” la existencia de una nube pequeña en la constelación de Andrómeda.
Cuenta la mitología que, al morir Andrómeda, la diosa Atenea la colocó en el cielo del hemisferio norte, junto a su amado Perseo y Casiopea, su madre. ¿Dónde mejor? Así se nos hace más fácil su localización.
En la fotografía se observan dos pequeñas galaxias satélites de Andromeda, la que se ve casi dentro de su halo principal Messier 32 y algo más alejada Messier 110